sábado, 1 de mayo de 2010

¿SE CIERRA EL KIOSKO? por Augusto Álvarez Rodrich

Ante el riesgo inminente de que la corrupción creciente que se destapa por todos lados acabe ahogando a su gobierno, el presidente Alan García ha reaccionado, por un lado, tomando distancia prudente del muy manchado Partido Aprista y, por el otro, lanzando iniciativas para que la opinión pública interprete que él está muy preocupado por la podredumbre que día a día se revela.

La saga imparable de los ‘petroaudios’; la venta bamba de un terrenazo en Cofopri a menos de cinco mil soles cuando su precio de mercado era de unos doce millones de dólares; la crecientemente sospechosa y muy provechosa relación de Jorge del Castillo con Petrolera Monterrico, incluyendo los inmuebles descubiertos al ex premier; un TC que decide de manera muy extraña; proyectos que apestan como el del puerto del Callao; o el escándalo del indulto/desindulto a José Enrique Crousillat –a quien primero soltaron con trafa, luego dejaron escapar y ahora nadie lo busca–, son solo algunas expresiones de que la corrupción en el gobierno aprista es muy profunda, mucho más de lo que están dispuestos a aceptar sus gonfaloneros.


Alan García se ha dado cuenta del problema en el que está metido: lo que está ocurriendo en su partido –con los dos secretarios generales acusados– y en el gobierno, significa un momento tan difícil como el de octubre 2008, cuando estallaron los petroaudios, y un riesgo enorme para su presidencia.


Por ello, anteayer en Ñaña, casi levitando, se puso en onda bíblica y arengó: “Cristo era firme y fuerte, como hay que ser en la vida, contra los hipócritas, porque no hay mayor pecado que el de la hipocresía, de quien se presenta como puro, estando negra su alma


(Nota del columnista.- El presidente debiera usar otros colores con connotaciones menos racistas), del que reza arrodillado sin haber pedido perdón a su hermano antes de ir a rezar”. En ‘buen cristiano’, el presidente estaba diciendo que su partido y su gobierno están llenos de ladrones.


Por ello, el presidente ha tomado acciones en dos rutas. La primera es distanciarse del Apra, y particularmente de sus dos secretarios generales, y en especial de Del Castillo –cuya vinculación con Vera Gutiérrez calificó de “desafortunada coincidencia–, durante la conferencia de prensa que dio ayer en el patio de Palacio. García ha dicho que espera ver qué decide el Apra –como si no tuviera nada que ver con el partido– para entonces ver qué hace él en el gobierno. La segunda es proponer el aceleramiento de los juicios por corrupción mediante la aplicación en estos casos del nuevo Código Procesal Penal.


Lo cierto es que, si el presidente García no logra efectividad en su intento de desmarcarse pronto de la corrupción, su gobierno puede acabar muy mal, y entonces podría empezar a cantar, como en el último comercial tan divertido del BCP, “vamos cerrando el kiosko”.

Fuente: larepublica.pe

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