domingo, 22 de mayo de 2011

VOCERO DE FUJIMORI AFIRMA: “NOSOTROS MATAMOS MENOS”

Fuerza 2011. Reconoce tácitamente política de desapariciones y crímenes de Ffujimori. Vocero de Keiko comparó número de muertos civiles durante el fujimorismo frente a los que hubo en los gobiernos de Belaunde y García por terrorismo.

Jorge Trelles, vocero de Keiko Fujimori, reconoció tácitamente la política de desapariciones y asesinatos del gobierno de su líder, Alberto Fujimori Fujimori, luego de que ayer hiciera una reveladora y escalofriante confesión: “Nosotros matamos menos que los dos gobiernos que nos antecedieron”.


Además, Trelles coronó su célebre frase con una risa de ultratumba, como si se tratara de una burla de la muerte ante tantas víctimas de los años del terrorismo.


La declaración del fujimorista se dio durante una entrevista con el periodista Beto Ortiz en el noticiero matutino Buenos Días Perú.


En el espacio, el entrevistador interrogó al vocero fujimorista sobre cierta reticencia de Fuerza 2011 a tratar los temas de corrupción y derechos humanos en el próximo debate presidencial, y entonces se produjo el siguiente diálogo:


–Beto Ortiz: ¿Sabe qué es lo que pasa? Yo creo que la población teme que ese capítulo del debate se termine convirtiendo en Barrios Altos contra Madre Mía, La Cantuta contra el Andahuaylazo, quién mató más...

–Jorge Trelles: Por eso, por eso, por eso es que, mira, yo te digo... en todo caso, nosotros matamos menos... menos que los dos gobiernos que nos antecedieron.

–Beto Ortiz: Le ha regalado usted un titular soñado a La República “Nosotros matamos menos”... Le apuesto que sale mañana...

–Jorge Trelles: Vamos a ver, puede ser...

–Beto Ortiz: Le apuesto una rifa.

–Jorge Trelles: Ja, ja, ja, no, no, no... ¡Una olla arrocera! Superemos la rifa... ja, ja,


Como se observa en el diálogo, pese a que Beto Ortiz le hizo notar a Jorge Trelles el disparate que había dicho al aire, al parecer al vocero fujimorista lo venció el inconsciente o tal vez tuvo un arrebato de sinceridad, pues no se rectificó y culminó la entrevista con risas.


Indignación general

No pasaron muchos minutos para que la frase aparezca en los principales portales de noticias del medio y empezaron a darse indignadas reacciones. Sobre el tema, el candidato presidencial de Gana Perú Ollanta Humala dijo que le da pena competir con un proyecto político que se vanagloria de haber matado gente.


“Tenemos que entender acá que la confrontación no es por la política económica, no es la política de salud y otras políticas más, sino es el tema si está bien matar gente o no está bien matar gente. Y nosotros creemos que es condenable lo que está planteando este señor (Jorge Trelles)... es algo vergonzoso, inmoral, lo que este señor dice”, aseveró.


Humala agregó que la declaración de Trelles revela que los fujimoristas no han cambiado y tienen el mismo proyecto de los ‘90.


“Por eso (Trelles) nos hace ver que este proyecto, que es el mismo proyecto de los noventa, lo que quiere hacer es completar su tercer periodo que no pudo y que seguramente va a seguir en la misma praxis”, expresó.

“Han reconocido las violaciones”


Avelino Guillén, el fiscal del proceso contra el condenado Alberto Fujimori, dijo que el reconocimiento de Jorge Trelles de crímenes del gobierno fujimorista confirma que el fujimorismo siempre miró a las víctimas civiles como objetos y no como seres humanos.


”Lo que ellos han hecho es confesar las graves violaciones que perpetraron. Lo cierto es que durante el gobierno del señor Fujimori existieron numerosas violaciones de derechos humanos. En tal sentido, ese reconocimiento en mi contexto no redunda en nada”, afirmó a Ideeleradio.


Por lo revelador de sus declaraciones, en la tarde Jorge Trelles intentó rectificar lo dicho en la mañana, pero el daño ya estaba hecho. El comando de Fuerza 2011 lo desautorizó como vocero.

Jorge Loayza.

Fuente: larepublica

SPAM DE GEISHAS POR GUSTAVO GORRITI

Vive y aprenderás dice el dicho. Vaya que es cierto. Pasan los años y uno ve cosas que no dejan encallecer el sentido de sorpresa. Pero nada superó lo de estos días, cuando me encontré siendo objeto de una cadena de solidaridad geisha que se extendió a velocidad de virus aunque fuera más falsa que un billete de trece soles.

¿Dónde empezó ese episodio estrafalario? En la columna de Aldo Mariátegui publicada en Correo del domingo 2 de mayo. Bajo el título de “Una advertencia vigente”, el director de Correo escribió: “Encuentro una columna escrita por Gustavo Gorriti años atrás en La República (.) donde éste formula advertencias que aún ahora deben ser oídas, a pesar de que en estos días Gustavo parece creer que se puede civilizar al Humala actual dentro de la socialdemocracia (.) Por razones de espacio, y por temas que ya no son actuales, reproduzco los extractos más impactantes”.


A continuación, Mariátegui, como bien dice, “reproduce” (porque una cita así de larga ya es asunto de copyright) un “extracto” de 599 palabras, con lo que, sin querer, terminé solucionándole el problema de cómo llenar la columna del domingo.


Pero, la larguísima cita de Mariátegui cumplió con señalar la fecha y lugar en el que mi artículo fue publicado: en el diario “La República”, hace cinco años, a comienzos de abril de 2006. Los saltos de texto están, además, correctamente marcados, de manera que la cita del argumento que empleé entonces, no deja de ser legítima dentro de los términos de un debate.


Pero desde ese día, el artículo se convirtió en favorito de militantes y propagandistas geishas. El pequeño detalle de que fue escrito hace cinco años, en las elecciones de 2006, fue solucionado en forma que le hubiera encantado a Fujimori: borraron la fecha y lo reprodujeron tal cual si hubiera sido escrito ayer.


Antes de espamearlo, los manejadores psicosociales fujimoristas juntaron a la bruta las partes del artículo que sintieron les convenía más y eliminaron todo lo que no les gustó, (como, por ejemplo, esta cita: “En 1990, 1991 y 1992 alerté, junto con otros pocos, sobre la presencia e influencia de Montesinos en el entorno inmediato de Fujimori. Este, por supuesto, mintió en todas las formas y maneras al respecto, y hubo una significativa cantidad de gente que decidió hacerse la tonta. Pero, en perspectiva, creo que no advertí sobre ese peligro con la suficiente energía y contundencia(.). Después perdimos años y mucho más, nos robaron cientos de millones de dólares, envilecieron el país, nos forzaron a luchar cuesta arriba para derrocarlos”).


FINALMENTE, lanzaron la nota como si fuera un flash noticioso. El “asunto” en los mails era: “Co-director del diario ‘La República’ renuncia porque este diario está con Humala”. Adentro, en tipografía desmesurada y coloreada titulaban: “Por qué salió Gustavo Gorriti del diario La República?[sic]. Montesinos estaría detrás de Humala”.


Arriba, con el típico epígrafe de desinformaciones charcherosas, se ponía: “Esta información me viene desde Suiza, léanla y luego saquen las conclusiones del caso”. Más arriba, un consejo de virus a virus: “Por favor, si lo vas a reenviar no te olvides de borrar mi dirección y enviarlo en CCO por la seguridad de todos. Gracias! [sic]”.


Así que, señoras y señores, sin cortarlo ni coserlo, me convertí de la tarde a la noche en el personaje más popular de las geishas sinvergüenzas y de las cacatúas sin cerebro. La cosa avanzó tan rápido como la gripe entre los yanomami y tras cada vuelta se iba poniendo más dramática. Ya solo faltaba que Cipriani exigiera el respeto a mis derechos humanos y que Rafael Rey reclamara mi reposición en La República.


De puro ridículo, el asunto resultó divertido. Yo ¡convertido en héroe de las geishas! Luego, cuando la viralidad se hizo epidémica y empezaron a llegar preguntas perplejas de la gente más inesperada, fue evidente que había que poner cada cosa en su sitio.


Entonces, aclaro:

El artículo, distribuido por las redes fujimoristas, es una versión insidiosamente editada de mi última columna “Las Palabras” publicada en La República bajo el título de “Despedida”, el domingo 2 de abril de 2006. (Quien desee leer el artículo completo puede hacerlo en:


http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20060402/pasadas/15/76...).


Fue escrito antes de la primera vuelta de las elecciones generales del 2006.


Y no salí de La República ayer, sino hace cinco años. Tampoco renuncié. Mi salida se produjo, tal cual escribí en ese artículo como resultado de una decisión “tomada en común acuerdo con la familia propietaria del diario”. Ni más ni menos. Así como no acepté, mientras fui codirector, ninguna interferencia en mis labores periodísticas, tuve siempre claro que mi cargo era de confianza y que cuando la familia Mohme decidiera terminar mi contrato, a mí no me correspondía siquiera preguntar el porqué sino acordar la fecha de mi salida. Así son y deben ser las reglas en el manejo responsable de un periódico.


Mi relación con la familia Mohme fue siempre cordial mientras estuve en el periódico y ha continuado siendo así después. Fui amigo de Gustavo Mohme Llona y conservo un respeto mutuo con sus herederos.


Es obvio que en 2006 tuve marcadas diferencias con varios miembros del Consejo Editorial del periódico sobre la candidatura de Ollanta Humala. Yo me opuse decididamente a ella. Por supuesto que ni se me ocurrió contaminar la cobertura informativa, pero me expresé con toda claridad en mi página semanal de opinión.


Luego, en la segunda vuelta de 2006, llamé a votar por Alan García. Se me destiemplan los dientes cuando lo recuerdo, pero sigo pensando hoy, cinco años después, que hice bien en oponerme a Humala el 2006 y en haber llamado a votar por García, aunque eso haya acrecentado el trabajo de mi dentista.


¿Pienso igual sobre Humala ahora? No.


¿Por qué? ¿Ha cambiado Ollanta Humala? Sí. Es más, he visto un proceso de cambio que se inició el 2007, si no antes. No es táctica electoral. Es un proceso largo, de alejamiento del llamado etno-cacerismo y del chavismo. El Humala que veo ahora delibera, ordena y actúa como un dirigente con valores democráticos.


¿Puedo estar equivocado? No es imposible. Los comandantes retirados no suelen, por regla transformarse en líderes de la democracia liberal. A la vez, nada impide que Humala rompa la tendencia.


¿Por qué creo que será así? Porque le conviene. Si va por el camino de Lula o el de Mujica, tendrá mucho éxito. Las condiciones financieras, económicas y sociales favorecen ese camino. En cambio, si decide imitar a Chávez o a Evo Morales, fracasará irremisiblemente, antes de mucho tiempo y con alto costo. Eso lo sabe él.


De otro lado ¿Ha cambiado Fujimori? ¡No! ¡El objetivo central de su campaña es recuperar la libertad y el poder! ¿Y recuerdan ustedes lo que hizo en el poder? ¿No? Se lo vamos a recordar, con toda precisión, este mes, aquí, en reporteros.pe y en otros sitios.


Si temen algo de Humala, multiplíquenlo por diez en el caso de Fujimori y quedarán cortos.


Así que, mientras espero un compromiso más rotundo de Humala con la Democracia, para terminar de decidir mi voto, alcanzo mi recomendación de esta semana de mayo de 2011.


Exíjanle a Ollanta Humala las garantías que despejen sus dudas. Háganlo, si les parece, que yo lo haré. Y si votan por él, vigilen luego; yo lo haré también.


Pero no olviden que el gran peligro ahora para la Patria es la resurrección del fujimorato, la amenaza de que el crimen organizado vuelva al poder y extienda el cáncer de la mentira, la violencia y la corrupción sobre nuestro país, como lo hizo hasta el año dos mil, cuando se derrocó su nefasto e infame poder.


DE FRANCOTIRADOR A SICARIO

Si Santiago Martin Rivas fue el premiado sicario del fujimontesinismo, parece ser Jaime Bayly quien ahora ha decidido asumir la tarea de asesinar a mansalva la imagen del candidato que obstaculiza la ruta de Keiko Fujimori hacia las llaves de la Diroes.

Su primer programa del domingo por la noche tuvo el inocultable aire de un “trabajito sucio”, al punto que el otrora Francotirador ni siquiera se tomó la molestia de recargar su cacerina con balas nuevas, sino que usó las que otros ya han quemado hasta el cansancio: la historia del Andahuaylazo, los vínculos con Chávez y otros refritos en un martilleo monótono de una hora exacta de duración.


Hay quienes dicen (por ejemplo, su ex novio argentino que ha dado algunos buenos datos en su blog luiscorbachoblogspot.com) que el interés de Bayly en la derrota de Humala tiene que ver con el hecho de que su millonaria madre haya heredado parte de las minas de su finado hermano Roberto “Bobby” Letts. La versión, por cierto, tiene una curiosa coincidencia con otra que señala que el ya famoso plan Cadete (o sea, traer a Bayly para aprovechar sus dotes de ventilador en contra de Humala) ha sido armado por un grupo de empresarios mineros.


También es significativo que el contrato de Bayly en América Tevé tenga una fecha de vencimiento tan breve (15 semanas) y no sea una apuesta a largo plazo, como en cualquier proyecto televisivo normal. ¿No hubo dinero para más o hay que deshacerse pronto del cuerpo del delito?


Pero, cuidado, quienes hayan contratado al envejecido niño terrible para deshacerse de Humala deberán tener en cuenta que, muy a menudo, los sicarios suelen irse de lengua y terminar delatando a quienes los contrataron, como el ya famoso sicario argentino del caso Fefer.


Y, si eso ocurriera, callar a un sicario tan deslenguado y suicida como Bayly no será fácil, ni siquiera entregándole la embajada que –Corbacho dixit– le habría ofrecido Keiko Fujimori en caso de ganar la presidencia.


Por Maritza Espinoza

EL VERDADERO ROSTRO DEL FUJIMORISMO

Martha Chávez reveló la noche del lunes en el programa de Rosa María Palacios lo que se puede esperar del fujimorismo. No hay arrepentimiento de lo robado al Estado, ni de los asesinatos de Colina que se cometieron durante la administración fujimorista. Lo máximo que la conductora pudo lograr de la virtual congresista es que hubo “excesos”. Es decir el crimen perpetrado contra 9 estudiantes y un profesor de La Cantuta, secuestrados, torturados, asesinados, y sus cuerpos convertidos en cenizas, es solo un “exceso”. Como seguramente lo es para la nueva congresista la matanza de Barrios Altos, entre cuyas víctimas estuvo un niño de solo 8 años que asistía con amigos, familiares y vecinos a la pollada que se realizaba en un inmueble de ese distrito.

O tal vez para MCH son un “exceso” los millones de dólares que saquearon del Estado en el gobierno que tuvo a la hoy candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori, como primera dama. Ahí están como contundentes testimonios los vladivideos en los que Montesinos compra congresistas, jueces, fiscales, políticos y dueños de medios de comunicación por orden de Alberto Fujimori para preparar la ilegal re-reelección. El de Martha Chávez es el verdadero fujimorismo y no el que pretende vender a los peruanos la candidata fujimorista.


No fue lo único que dijo la representante fujimorista. En el colmo del paroxismo afirmó que las madres de los estudiantes de La Cantuta deberían haber salido públicamente a pedir disculpas por los “crímenes cometidos por sus hijos”. Cuando la periodista le hizo notar que ninguno de ellos estaba procesado al momento de su secuestro respondió suelta de huesos que hay documentos que dicen lo contrario. Algo que no es nuevo en ella; cuando se descubrió la matanza, lanzó las mismas mentiras. Dijo que los estudiantes se autosecuestraron para después agregar que se habían ido con Sendero.


Si alguien pensó que el fujimorismo había cambiado debe ver esta entrevista. Escuchará cómo una de sus principales voceras defiende el autogolpe del 5 de abril del 92 que terminó siendo la ventana que abrió la corrupción que envolvió al gobierno fujimorista. Ninguna condena a la interrupción democrática. Solo repitió lo que le hemos escuchado hasta el cansancio: que su líder tuvo que tomar esta decisión por el avance del terrorismo. Una versión que líderes democráticos e independientes y no de izquierda, como Lourdes Flores Nano, para citar un nombre, se han encargado de desmentir. Por el contrario el autogolpe coincidió con la denuncia que días antes había formulado la entonces primera dama, Susana Higuchi, en contra de las hermanas del ex dictador. Una denuncia que a Susana le costó torturas, destitución de su cargo de primera dama –cargo que la entonces señorita Keiko no tuvo el menor empacho en aceptar– y hasta una ley que le quitó sus derechos políticos. Hoy Keiko, que abandonó y calló ante los atropellos que sufría su madre, utiliza a la ex primera dama en su campaña electoral.


La entrevista a Martha Chávez permite confirmar a los peruanos que los violadores de derechos humanos de ayer no tendrían ninguna duda en volver a hacerlo. O a interrumpir el sistema democrático si en un eventual gobierno de KF –que espero no ocurra nunca– no pueden imponer sus leyes en el Congreso. Y es que el fujimorismo es un sistema autoritario. No les gusta la oposición, no les gusta la democracia, salvo que esta se adapte a sus fines; tampoco el diálogo, que es para ellos una pérdida de tiempo.


Fue el estilo que utilizó Alberto Fujimori tan pronto se instaló en el poder. Máximo San Román y Carlos García, sus primeros vicepresidentes, han recordado en más de una oportunidad la deslealtad del hombre que llevaron a Palacio. Los peruanos estamos advertidos: el “futuro” del fujimorismo es el retorno al pasado y la época más oscura de nuestro país.

Por Carlos Castro

PERIODISTAS, Y NO VELETAS

Patricia Montero es una profesional seria, responsable y talentosa, que hasta hace muy pocos días cumplía funciones como productora general de Canal N. Junto con su equipo de trabajo, fue la principal responsable de sacar adelante en el último tiempo a este pequeño pero significativo canal de noticias por cable, crucial en el desvelamiento de los excesos dictatoriales y cleptómanos del gobierno de Alberto Fujimori. Para compensar la falta de recursos económicos y logísticos a su disposición, supo aplicar un sistema de trabajo que combinaba mucha creatividad y una dosis heroica de sacrificio y mística grupal. En el mundo del periodismo peruano, nadie ha hecho tanto con tan poco.

En contra de cualquier lógica, el miércoles de la semana que se va, Patricia, a quien conozco desde que formábamos parte de la hornada de jóvenes que dio vida a las primeras transmisiones de Canal N, fue despedida. En vez de un premio por todos estos años de lucha contra la adversidad, ejerciendo un periodismo limpio y plural, los directivos del diario El Comercio, dueño de la mayoría accionaria de América Televisión y Canal N, decidieron retribuirle con un portazo en la cara.


¿Por qué actuaron de esta manera? Según la explicación oficial, porque han decidido contar con periodistas de su confianza en puestos claves. Difícil creerlo justo ahora, en plena segunda vuelta electoral, luego de que Patricia se desempeñara por ocho largos años como productora general. Yo me inclino más bien por aquello que le sugirió el funcionario que formalizó su despido: que era «por el bien del país». Dicho sea de otro modo, y en palabras del Instituto Prensa y Sociedad: «por la decisión del Grupo El Comercio de disciplinar a sus medios para apoyar informativamente la campaña de Keiko Fujimori».


¿Cómo debemos interpretar este despido quienes todavía trabajamos en Canal N o América Televisión? ¿A partir de ahora, cada vez que propalemos una noticia deberemos hacerlo tomando en cuenta lo que los propietarios consideran «el bien del país», es decir la candidatura de Fuerza 2011? ¿Acaso no es nuestra obligación informar sin consideraciones de esta naturaleza, respondiendo solo a nuestras conciencias, a los principios rectores de la profesión, a los lectores y televidentes, y no a intereses subordinados? ¿Qué autoridad tiene el periodismo para escardar el trigo de la paja, distinguir el remedio de la enfermedad, decidir qué conviene mostrar y qué no? Ninguna, está claro. Decir lo contrario sería un acto de soberbia colosal o, lo que es peor, asumir un papel penoso: el de publicista de una alternativa política conveniente, que deja el periodismo para tiempos más amables.


Todo lo dicho hasta aquí es alarmante y no puede ser tolerado. Cuando un periodista informa debe propender a la objetividad, a presentar, dentro de las limitaciones del ser humano, el retrato más fiel de la realidad. ¿Qué habría pasado si el director y la dueña del Washington Post, Ben Bradlee y Katherine Graham, hubieran manejado la misma concepción instrumental del periodismo que ocasionó la salida de Patricia Montero? ¿Habrían autorizado que Bob Woodward y Carl Bernstein hurgaran en el escándalo de Watergate hasta generar la tremenda crisis política que siguió a la renuncia de Richard Nixon a la presidencia de los Estados Unidos, en 1974? ¿Se habría animado Canal N en el 2000 a publicar el video donde se veía a Vladimiro Montesinos sobornando a Alberto Kouri por encargo del presidente Fujimori, para hacerlo cambiar de bancada y obtener la mayoría en el Congreso?


Trabajo como periodista hace 18 años, 12 de ellos en televisión. En todo este tiempo he aprendido que para un hombre de prensa no hay peor infección que la autocensura, y que las amenazas más difíciles de capear provienen del interior de los propios medios, y no de afuera. También que en los momentos cruciales de la historia, cuando la continuidad democrática se ve amenazada por tentaciones autoritarias, el simple ejercicio de la información, transparente y sin adjetivos, es una apuesta radical.


La propuesta sobre medios de comunicación del plan de gobierno de Ollanta Humala, que he criticado y criticaré cuantas veces haga falta, parte de un error: asume que la libertad de expresión debe subordinarse a los intereses de la nación. Es un contrasentido bastante evidente: ¿cómo podemos hablar de libertad si a veces, en nombre de un bien superior −la patria− conviene callar y hasta manipular la noticia? Ningún periodista serio y honesto podría suscribir esta ideología, que tanto ha servido a autócratas como Hugo Chávez en la domesticación de ese incómodo fiscalizador que es la prensa independiente.

Por eso hacen muy mal quienes, preocupados por las amenazas de turno, callan y hacen callar. Porque para protegerse incurren en los mismos abusos que tanto temen. ¿Con qué autoridad podrán luego criticar a Ollanta Humala, si este efectivamente sale elegido, y opta por el camino de la censura y el amedrentamiento? ¿Y si la elegida es más bien Keiko Fujimori? ¿Habrá espacio para la crítica, o solo para la amable convivencia? ¿Qué pensará la ciudadanía de un medio que juega y esconde la carta de la libertad de expresión de acuerdo a los devaneos de la coyuntura, y no muestra una línea de conducta proba y coherente?


Como muchos colegas de Canal N y América Televisión, pienso que el silencio no es una alternativa. Hay que seguir hablando claro, mientras se pueda. Para eso somos periodistas, y no veletas.


Por Raúl Tola

Fuente: larepublica