O tal vez para MCH son un “exceso” los millones de dólares que saquearon del Estado en el gobierno que tuvo a la hoy candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori, como primera dama. Ahí están como contundentes testimonios los vladivideos en los que Montesinos compra congresistas, jueces, fiscales, políticos y dueños de medios de comunicación por orden de Alberto Fujimori para preparar la ilegal re-reelección. El de Martha Chávez es el verdadero fujimorismo y no el que pretende vender a los peruanos la candidata fujimorista.
No fue lo único que dijo la representante fujimorista. En el colmo del paroxismo afirmó que las madres de los estudiantes de
Si alguien pensó que el fujimorismo había cambiado debe ver esta entrevista. Escuchará cómo una de sus principales voceras defiende el autogolpe del 5 de abril del 92 que terminó siendo la ventana que abrió la corrupción que envolvió al gobierno fujimorista. Ninguna condena a la interrupción democrática. Solo repitió lo que le hemos escuchado hasta el cansancio: que su líder tuvo que tomar esta decisión por el avance del terrorismo. Una versión que líderes democráticos e independientes y no de izquierda, como Lourdes Flores Nano, para citar un nombre, se han encargado de desmentir. Por el contrario el autogolpe coincidió con la denuncia que días antes había formulado la entonces primera dama, Susana Higuchi, en contra de las hermanas del ex dictador. Una denuncia que a Susana le costó torturas, destitución de su cargo de primera dama –cargo que la entonces señorita Keiko no tuvo el menor empacho en aceptar– y hasta una ley que le quitó sus derechos políticos. Hoy Keiko, que abandonó y calló ante los atropellos que sufría su madre, utiliza a la ex primera dama en su campaña electoral.
La entrevista a Martha Chávez permite confirmar a los peruanos que los violadores de derechos humanos de ayer no tendrían ninguna duda en volver a hacerlo. O a interrumpir el sistema democrático si en un eventual gobierno de KF –que espero no ocurra nunca– no pueden imponer sus leyes en el Congreso. Y es que el fujimorismo es un sistema autoritario. No les gusta la oposición, no les gusta la democracia, salvo que esta se adapte a sus fines; tampoco el diálogo, que es para ellos una pérdida de tiempo.
Fue el estilo que utilizó Alberto Fujimori tan pronto se instaló en el poder. Máximo San Román y Carlos García, sus primeros vicepresidentes, han recordado en más de una oportunidad la deslealtad del hombre que llevaron a Palacio. Los peruanos estamos advertidos: el “futuro” del fujimorismo es el retorno al pasado y la época más oscura de nuestro país.
Por Carlos Castro
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