El
gigante de comida rápida
fue condenada por la justicia australiana a pagar 6 millones de euros a una
niña.
Y
es que Monika Samaan sufrió una intoxicación por salmonelosis,
luego de comer un “twister” que derivó en
lesiones cerebrales. A causa de ello, su capacidad de habla se vio afectada y
le provocó una cuadriplejía espástica, en octubre de 2005.
Durante
el juicio, celebrado en 2012, el padre de la menor declaró que varios miembros
de su familia (su mujer, otro hijo y él mismo) también
tuvieron que ser ingresados en el hospital tras compartir el bocadillo de su
hija.
Durante
el juicio, el juez Stephen Rothman dijo
que el pollo se contaminó a causa de “una mala manipulación de los alimentos
por parte de uno o más empleados de KFC”, lo que calificó de “negligencia”.
El
abogado de la familia, George Vlahakis, hizo
público el alivio de la familia, que dio por finalizada la batalla legal, ya
que, según este, “los severos daños cerebrales de Monika y su discapacidad han
agotado los limitados recursos de esta familia”.
“Monika
es hoy en día una niña grande y encuentran cada vez más problemas para
levantarla y cuidar de sus necesidad básicas a la vez que deben atender a sus
hermanos”, reza el abogado.
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